mardi 22 janvier 2008

Colombie, une lettre ouverte des ONG colombiennes à Hugo Chavez



PARAMILITAIRES DES AUC. Les paras seraient encore 5 à 8000 encore en armes et en activité. Qui qui dit ça? L'officine du Politbureau du coin? L'amicale des gauchistes à moustaches du barrio? Nan! C'est le programme MAPP de l'OEA qui le dit, la defensoria del Pueblo, la Fiscalia-Justice colombienne et les Nations Unies. Etonnnat non?
Ils sont responsables de 60 à 70 pour cent des morts et des déplacés du conflit de ces vingt dernières années. On voit certaines de leurs victimes dans les témoignages vidéos des derniers jours. Pour certains commentateurs-tartuffes, sont tellement méchants-méchants les paracos que du coup, mécaniquement, les FARC et l'ELN le seraient moins, de méchants-méchants. Ah lala, on s'amuse bien avec tous ces pignolos de la LCR...






Cette excellente lettre ouverte adressée au Président Chavez par les ONG colombiennes de droits de l'homme les plus irréprochables, sérieuses et professionnelles qui soient, montre bien l'effet contre productif du dirigeant venezuelien, sur le fonds comme sur la forme. Et que son message n'est pas du tout passé chez les colombiens, et notamment pas du tout passé à gauche. Mais alors PAS DU TOUT.
PERSONNE ne soutient plus les FARC en Colombie, et surtout pas les paysannes et paysans du pays, et surtout pas les militants de gauche qui prennent des risques hallucinants, chaque jour, pour porter une autre idée du monde, une autre pratique du vivre ensemble en temps de guerre.

La seule issue à ce conflit armé, l'issue politique, a été défendue ces derniers jous par le pire avocat qui soit en la personne du Guide suprême de Barinas, de la pire des façons.

Chavez, le roi de l'autogoal pathétique, de la balle tirée dans le pied.

En même temps, le drame, c'est qu'il est à ce jour le seul qui peut obtenir quelques résultats. Le prix à payer, on en a parlé ailleurs.

Bon, sa sortie d'hier, comparant Uribe à Don Vito Corleon, lui signifiant qu'il est meilleur chef de mafia que d'Etat, m'a malgré tout déridé la tronche.

Uribe a aujourd'hui réaffirmé son objectif d'écraser les FARC, depuis Paname. Quelle surprise...

Cette lettre résume très bien les enjeux pour le futur. Lis là je te prie.

Je t'ai déja pourtant di mille fois de te mettre à l'espagnol, pero ya...

Bogotá, 17 de enero de 2008

Excelentísimo Señor
Hugo Chávez Frías
Presidente
República Bolivariana de Venezuela
Palacio de Miraflores
Caracas

Señor Presidente
Las iniciativas ciudadanas de paz y las organizaciones humanitarias y de derechos humanos de Colombia que suscribimos esta comunicación, queremos
expresarle a Usted y a su gobierno nuestro más profundo agradecimiento por la
gestión humanitaria que permitió la liberación unilateral de las señoras Consuelo
González y Clara Rojas y conocer la suerte del niño Emmanuel, también en libertad.

La prolongación indefinida de este conflicto armado y de sus graves consecuencias humanitarias y de derechos humanos demanda esfuerzos múltiples
para su superación definitiva, la consolidación de la paz y la democracia en nuestro
país. Además, la paz de Colombia es un imperativo de América Latina y el Caribe
para avanzar en la integración regional. Por eso valoramos su participación y
disposición en ese propósito.
Luego de la exitosa liberación de las personas secuestradas, hemos
conocido su posición entorno al reconocimiento político de las guerrillas
colombianas. Compartimos la necesidad de politizar el conflicto armado, toda vez
que una solución negociada requiere de interlocutores políticos con capacidad de
dialogar y proponer soluciones.
Solución política y negociada porque estamos convencidos de que en
Colombia la guerra no es una salida viable para resolver el conflicto ni las armas
son una alternativa cierta para superar sus causas. Pero mientras se logra avanzar
en esta dirección es necesario regular las acciones en el marco de los Convenios
de Ginebra (artículo tres común y Protocolo II Adicional a estos Convenios). El
primer paso en esta dirección es la libertad de todas las personas secuestradas y la
suspensión definitiva del secuestro por parte de las guerrillas, toda vez que la
toma de rehenes por razones políticas o económicas está prohibida por el derecho
internacional humanitario, normatividad que las guerrillas tienen la obligación de
observar sin que medie un reconocimiento de beligerancia por parte del Estado
colombiano o de cualquier otro Estado. Tampoco es indispensable ese
reconocimiento para avanzar en gestos unilaterales o acuerdos humanitarios.
Pero no es sólo el secuestro. En Colombia persisten otras prácticas que
infringen, no solo el derecho internacional humanitario, también los derechos
humanos, muchas de ellas calificadas como acciones terroristas, que
comprometen, en mayor o menor grado a todos los actores de la guerra. El
desplazamiento forzado, por ejemplo, que han padecido cerca de 4 millones de
personas en los últimos 20 años. La desaparición forzada, las ejecuciones
extrajudiciales de civiles presentados como “terroristas muertos en combate”, el
uso de minas antipersonal, los bombardeos, ataques aéreos y el uso de otras
armas de efectos indiscriminados como los cilindros bomba en zonas civiles, así
como el reclutamiento de niños y niñas, hacen parte de la crisis humanitaria y de
derechos humanos que padece Colombia en medio de este conflicto. Miles de
personas son halladas en fosas comunes en las que se ocultaron las innumerables
víctimas de los grupos paramilitares que siguen operando en buena parte del
territorio nacional. Cerca de medio centenar de congresistas están detenidos o son
investigados por apoyar estas acciones.
Por supuesto que son acciones terroristas en la medida en que afectan a la
población civil y violan las normas humanitarias. Todos los responsables deben ser
juzgados y castigados por crímenes de guerra y de lesa humanidad. Pero calificar
de terrorista a las guerrillas, a los paramilitares o al Estado es una forma simplista de reducir un conflicto armado con profundas raíces históricas, sociales, políticas y económicas a una “lucha antiterrorista” en la que no cabe ninguna posibilidad de diálogo.
Más que declarar terroristas a Eln o a las Farc, o reclamar para estas
guerrillas un estatus de beligerancia, se necesita por ahora su reconocimiento
político para avanzar en soluciones políticas, que se construyen respetando el
derecho internacional humanitario y los derechos humanos.
Desde los derechos que asisten a las víctimas y el compromiso de la
sociedad civil que persiste en la paz reiteramos que en Colombia no queremos
ningún apoyo internacional a esta guerra crónica y prolongada que padecemos, no
queremos más armas ni ayuda militar, no queremos ningún respaldo a la lucha
armada y estamos convencidos que polarizar mas a la sociedad colombiana no
contribuye a superar el conflicto armado.
Señor Presidente, le agradecemos su apoyo a la causa humanitaria por
liberar a todas las personas secuestradas y su ofrecimiento de contribuir a buscar
soluciones políticas para la paz para en nuestro país. Hacemos votos para que esta
gestión se haga en el marco de la normalización de las relaciones entre los
gobiernos de Venezuela y Colombia (El regreso del señor embajador de Venezuela
en Colombia sería un buen gesto en la dirección de descongelar las relaciones), de
la plena observancia de la soberanía y autodeterminación y de un ambiente de
respeto y solidaridad entre dos pueblos hermanos.
Con nuestro respeto y consideración,

Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz, Consultoría para
los Derechos Humanos y el Desplazamiento CODHES, Asociación para la
Promoción Social Alternativa MINGA, Instituto de Estudios para el
Desarrollo y la Paz INDEPAZ, Fundación Cultura Democrática,
Corporación Viva la Ciudadanía

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